martes, 8 de marzo de 2016

Elisa Bachofen, la primera Ingeniera de América del Sur.


A principios del XX, la sociedad argentina comenzaba a debatir el acceso de las mujeres a los estudios universitarios, en el marco de las luchas mundiales por el reconocimiento de sus derechos.

El contexto que envolvía aquellos años otorgaba un protagonismo único a los jóvenes hombres -de los sectores altos- ante la posibilidad de cursar estudios superiores en las universidades del país. En Latinoamérica y en el mundo, la situación no era muy distinta.

En nuestro país, pese a que la Constitución de 1853 reconocía los mismos derechos a ambos sexos, los obstáculos, ligados principalmente a la concepción del rol de la mujer en los grupos sociales de la época, impedían su arribo a las aulas de los claustros universitarios. Las mujeres debieron saltar una y otra barrera, primero para estudiar en la Universidad, luego para obtener el título y después para acceder al ejercicio profesional, lo que no ocurría con los varones.

La argentina Elisa Beatriz Bachofen, nacida en la ciudad de Buenos Aires, fue la primera mujer diplomada en ingeniería civil en América del Sur. Estudió en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, donde se graduó en 1917 con una tesis que aportaba desde un punto de vista productivo a la Instalación de una fábrica de hilados y tejidos utilizando algodón del Chaco.

Bachofen obtuvo su título 52 años después de haberse creado la carrera de Ingeniería en la UBA y 47 años más tarde que el Ing. Luis Augusto Huergo se graduara de ingeniero (siendo el primero de esa profesión en Argentina y en Sudamérica).

Ocho años antes, Elisa Leónida Zamfirescu, de nacionalidad rumana viajaba a Berlin para estudiar Academia Técnica Real de Berlín, llegando a ser en 1912 la primera mujer ingeniera de Europa. La desigualdad era mundial, en España la primera ingeniera se graduaba recién sobre principios de la década del 30, cuando en Argentina ya se graduaba una mujer por cada 8 varones.

A lo largo de su vida, Elisa Bachofen desempeñó numerosos cargos y comisiones: presidió el Centro de Investigación Documentaria del Instituto Nacional de Tecnología Industrial, la Comisión Nacional de Clasificación Decimal Universal del Centro de Documentación Científica del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, del cual integró también el Comité Consultivo.

Brindó asimismo asesoría técnica a diversas industrias privadas del país. Fue presidenta de la Comisión Técnica del Círculo de Inventores, presentó varias patentes y publicó una Guía del Inventor, reimpresa en numerosas oportunidades.

En una entrevista realizada en 1953, publicada en la revista El Hogar, Bachofen pronunciaba que tanto en la UBA como en los diversos organismos e instituciones en los que ocupó cargos importantes, “no existía infraestructura ni servicios adaptados para las mujeres y que las relaciones con sus compañeros de Facultad y colegas de trabajo, durante los primeros años, estuvo signada por la desconfianza primero y por la admiración después”. Asimismo, en esa misma publicación ya sobresalía la mirada de Bachofen sobre la preponderancia de la formación de ingenieros para el desarrollo del país, al declarar que “en la Argentina debía promoverse la industrialización y que para ello era necesario contar, por lo menos, con un ingeniero cada 5000 habitantes”.

Relizó viajes a Europa, Estados Unidos, Israel y Brasil. Falleció en la ciudad de Buenos Aires el 19 de noviembre de 1976.


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